Una buena opción para crear tu paleta de color puede ser fijarnos en las tonalidades dominantes en las estaciones del año y las sensaciones que transmiten.
Cómo crear una paleta de colores estacional para tu marca.
¿Eres más de primavera – verano o de otoño – invierno? ¿Podrías identificar tu marca con una estación del año? ¿Serán muchas preguntas a la vez para empezar a introducir el tema? Pues a ver, mejor será que vayamos poco a poco. La creación de una paleta de color estacional es un proceso que tiene pocos secretos, y menos después de leer este post, que te vendrá de perlas.
Elige tu temporada principal.
Y no de tu serie favorita, que eso ya nos llevaría a un debate de tertulia de café, sino de tu marca. Si tu marca fuera una estación, ¿cuál sería? Ésa es la pregunta clave. Definir la temporada en la que se enmarca tu proyecto te ayudará a encontrar colores que serán naturalmente armoniosos y comunicarán las sensaciones positivas ligadas a esa estación.
Por ejemplo, en nuestro caso, tenemos claro que nuestra marca sería primaveral. La asociamos a la idea de frescura, de la luz, de color… Y bueno, lo de la alergia lo obviamos.
Una buena opción para crear tu paleta de color puede ser fijarnos en las tonalidades dominantes en las estaciones del año y las sensaciones que transmiten.
¿Y de dónde saco yo los colores para trabajar?
Lo ideal: Usa una pantonera para decidir colores. Te permitirá contemplar los colores in-situ y colocarlos y descolocarlos unos junto a otros a tu antojo. Podrás ver diferencias sutiles en los colores y también extraer una amplia gama de colores inicial.
Lo real: Como las pelas no caen del cielo (de momento) y las pantoneras cuestan un riñón, puedes usar paletas de color de fabricantes de pintura o tarjetas de colores impresas. No es lo más sofisticado, pero funciona para hace run primer rastreo. Nosotros además recomendamos usar la aplicación ‘Color Wheel‘, de Adobe, donde podrás combinar colores digitalmente y obtener sus códigos de color* de forma inmediata.
* Si te has perdido con eso de los ‘códigos de color’, echa un vistazo a nuestro post ‘Qué es un manual de marca y qué contiene’ y te echamos un cable.
Crea tu lista inicial de colores.
Si decides que tu marca es primaveral, deberías buscar colores claros, brillantes y suaves. Tendrán matices blancos y transmitirán ligereza e inspiración.
Vete a ver el proyecto de DeTiza si quieres ver la vida como ellos, a todo color.
Si tu marca es veraniega como el flamenco flotador de Paquirrín, buscarás una paleta de colores fríos, delicados y tenues, tal vez un poco grisáceos. Piensa en tonos azules, verdes y rojos más oscuros: tendrán un tono profundo pero con un toque de frescura. Lo sé, esperabas una explosión loca de color, al mas puro estilo desfile de trajes de baño de Benidorm, pero esto es palabrita de Fiona y yo no se la discuto.
¿Tu marca huele a castañas asadas? Si es así, avísame que voy corriendo. Una marca otoñal te hará buscar colores cálidos e intensos. Busca colores profundos, que aporten carácter, incluso cuando trabajes con tonos claros. Eso sí, busca el equilibrio entre colores con mucho carácter y peso, y otros más claros que aporten calidez.
Por último, una marca con carácter invernal preferirá que la vistamos con colores metálicos, profundos e intensos. Suelen ser paletas de colores extremos. Negros, blancos polares, azul petróleo. Considera también tonos metálicos para añadir un toque de luminosidad y evitar que la composición sea demasiado extrema.
Observa tus colores y comienza por apartar aquellos que te provocan ruido y que no encajan tan bien. Aparta también aquellos que no te gustan, como hemos dicho, es tu paleta y tú mandas.
Una vez tengas una lista inicial de colores…
Seguramente has elegido colores que encajan dentro de la estación elegida y ahora no sabes cómo elegir los definitivos. Tranquila, todo a su tiempo. Ahora es el momento de elegir sin contención, de jugar con las gamas cromáticas y experimentar con opciones arriesgadas. Más adelante, revisaremos que todo tenga cohesión y proyecte el mismo mensaje.
Por supuesto, otro aspecto importante dentro de los colores elegidos es (redoble de tambores) que te guste. Así, sin más. No te prives de añadir a esa lista inicial de colores ese que te tiene robado el corazón. Al final es tan sencillo como que tu paleta de colores tiene que gustarte y tienes que sentirte cómoda con ella. Así que si quieres agregar un turquesa, o un mint, solo porque te encanta… ¡Hazlo! No hay necesidad de ser tan estrictos, y a veces de estas locuras ‘coloriles’ salen combinaciones mágicas.
Empieza la criba.
Coge tus tarjetas, tu pantonera o tu catálogo de Titán, y siéntate en una mesa amplia con buena luz natural. Hay que tomar decisiones y es importante que puedas observar de un vistazo todas las opciones. Si has trabajado en soporte digital, imprime tus paletas y extiéndelas también sobre la mesa. Y, de paso, si pones un par de libretas bonitas, un té y unas flores, ya tienes una foto 100% ‘instagrameable’ (léase aprovechar oportunidades).
Observa tus colores y comienza por apartar aquellos que te provocan ruido y que no encajan tan bien. Aparta también aquellos que no te gustan, como hemos dicho, es tu paleta y tú mandas. Poco a poco verás como se va reduciendo la cantidad de colores que tienes sobre la mesa. Crea un par de composiciones con los colores que han quedado y justo en este momento… Prepárate un café, date un paseo, saca al perrete o tiende la colada. Haz lo que quieras, lo único importante es que tomes distancia, te relajes y dejes la mente en blanco. Al volver a la mesa, vuelve a observar la paleta de colores y analízala de nuevo. ¿Sigues viendo a tu marca representada? ¿Encaja? ¿Hay armonía entre los colores? ¿La querrás para toda la vida?
Y por último… No te obsesiones.
Como hemos venido contando durante todo el post, el color es un medio para comunicar los valores de tu marca, al igual que lo son las tipografías que usas, los patterns, la fotografía o el logo en sí. Vamos, que cada uno de estos elementos es parte de una suma para lograr un buen branding de marca.
Nuestro consejo es que cada elemento que sumes a tu marca lo sientas tuyo, te guste y te haga más fácil el trabajo. A veces terminamos creando una paleta o una imagen muy de tendencia, pero que no conecta con nosotros ni con nuestro proyecto. Y, como siempre os digo, las modas pasan y el marrón te lo quedas tú. Así que, be happy y elige una paleta que te haga feliz.